jueves, 27 de diciembre de 2007

Elegía por la vida




En esta noche llena de ruidos, te espero
mis manos recorren tus cabellos
mis ojos devoran tu blanca piel.

El residuo de tus lágrimas me acompaña sin ti
más me amarro la nostalgia en mi mente
estás dormido lejos, estás soñando sin mi
Sombrío, taciturno y agreste.

Tus manos y dedos manchados en mi piel
desgarran cada parte de mi cuerpo
y sofocan mi boca por haberlos besado tanto.

Mi carne te respira, mis huesos te rodean.
La tuya para enterrarse juntas, busca mi carne,
inútilmente vago por los rincones para
no sentirme sola en la tristeza que me muerde.

¡Hay que me duele esta vida de agonías,
que respiro por los ojos y mi alma recoge tus cenizas;
¿Para qué la muerte se disfraza de amiga
y no me roba la vida mía?

Este dolor que me doblega y me acalla
me duele más que mis manos y venas heridas
pues tú llenas con tu sangre cada arsenal de lagrimas mías.

Esto pues es un plañido, tortura y pesadumbre
aflicción que desgarra mi garganta, congoja mis ojos
y los hunde en un tormento.
flagelo cruel de mis entrañas, de donde jamás saliste.

Epidemia de mis manos por tocar las tuyas,
calamidad siniestra, por la vida misma,
fatal lejanía de adversa mortandad.

En esta noche tétrica, te canto para que vueles
por el luctuoso y lúgubre embalse.
para que cruces y salgas intacto del hado,
donde tus cuerpo me espere aletargado.

Advierto el esbozo de tu evocación y es por eso
que verte me turba, pero aun más el no tenerte
me corta de la vida el manso hilo.




Ahora bien, pasa lentamente la tenebrosidad
que yo, derrumbada y devastada me perpetuo,
soñándote y amándote, en la recóndita y eterna cavidad
que es de tus manos, de tus cabellos y de tu atenuado aliento.

Tu vida me dulcifica, y me ablanda,
por que en un pedestal, hago memorias del tiempo amado,
y no cesa la noche en que te espero.

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