sábado, 29 de diciembre de 2007

I


I

Uno, dos, tres, cuatro, me llama madre,
quien llora detrás del lavabo,

tiene descubierto el escote
y suelto el largo cabello… cansada,
quiere que me valla… No me deja ser libre sin esclavas…

Uno, dos, tres y cuatro, madre merienda en la mesa sombría
alguna canción suena y resuena por el ordenador,
tengo la esperanza que no se vuelva a repetir.
Uno, dos, tres, cuatro ya no escucho a mi madre.


No me quiero mover de este refugio, mi sudor me empapa
la cara,

madre ya no se escucha…

1 comentario:

María Eugenia dijo...

oh, ese poema me gusta, recuerdo todas las veces qe lo leiste, me impresiono!